jueves, 19 de abril de 2007

Coronel de Marina TOMÁS ESPORA


Tomás Domingo de los Dolores Espora nació en Buenos Aires el 19 de setiembre de 1800, iniciándose en la vida marinera como corso bajo las ordenes del Capitán Hipólito Bouchard. Integró la Expedición Libertadora al Perú, alistado por el Gral. D.José de San Martín, participando en la toma de la fortaleza de El Callao. En el año 1825 se produjo la declaración de guerra con el imperio del Brasil y Espora pasó a formar parte de la escuadra al mando del Almirante Brown. Durante el transcurso de ese conflicto, hubo dos acciones en las cuales Espora demostró su valor y audacia. Fueron el asalto de las cañoneras, el 1º de marzo de 1826 y el combate de Quilmes. En la primera acción Espora, con un grupo de voluntarios, usando pequeñas embarcaciones armadas con un cañón, llevó a cabo el ataque durante la noche bajo la intensa descarga de los cañones brasileños, no obstante continuaron avanzando y en un acto heroico lograron incendiar el bergantín “Real Pedro”. En el combate de Quilmes ocurrido el 30 de julio de 1826, Espora intervino en calidad de comandante de la fragata “25 de Mayo”, buque insignia del Almirante Brown. Esta nave prácticamente sostuvo la mayor parte del encuentro soportando el fuego que le hacían una veintena de naves brasileñas durante tres horas. En ésta acción fue herido gravemente y una bala le arrancó de la mano su bocina de órdenes. Pide otra y continua imperturbable dirigiendo el combate, solicitando además a los oficiales que en caso de que la nave fuera rendida al abordaje, echaran su cuerpo al mar para que no fuera trofeo de los enemigos de su Patria. Cuando la "25 de Mayo" era ya “...despojo ingobernable” - según la expresión del Almirante Brown - se retiró del combate, entró a puerto, maltrecha y escorada llegando a la rada en medio de la patriótica exaltación del pueblo. Espora recibió las más emocionadas pruebas de gratitud de la gente de Buenos Aires, ensangrentado es conducido entre ovaciones y una multitud se congregó ante la casa donde había sido transportado el heroico marino, que se disolvió cuando el parte médico anunció que Espora se recuperaría de sus heridas.-
Ejemplo Patriótico
En la vida de Espora hay una acción naval que pone de manifiesto su personalidad forjada por el Gral. San Martín y el Almirante Brown. En marzo de 1828 al mando de la goleta “8 de febrero", secundado por la goleta “Unión”, zarpó de Buenos Aires para colaborar con las operaciones del ejército nacional que estaba operando en las costas de Río Grande. Ante la imposibilidad de establecer comunicaciones con ese ejército, Espora resolvió regresar. El 29 de mayo se hallaba en aguas de la Bahía de Samborombón cuando se encontró rodeado por la escuadra brasileña al mando del Capitán Oliveira que bloqueaba la zona. Ante ese hecho Espora se dirigió a su tripulación y les dijo: "... Muchachos, ahí está el enemigo y aunque nuestras fuerzas sean desiguales vamos a enseñarles que somos dignos de mantener el nombre glorioso que lleva este buque..." y luego sigue expresando: “... Marinos y soldados del "8 de febrero", solo los cobardes se rinden sin pelear, y aquí no reconozco sino argentinos y republicanos, Compañeros: arrimen las mechas y... ¡Viva la Patria! ...” Entusiasmada la tripulación con la arenga y ejemplo de su bravo comandante contestan con fuego intensisimo a los disparos del adversario. La rotura del timón hizo quedar a la “8 de febrero” sin gobierno tornando la situación totalmente insostenible, pero Espora continuaba combatiendo aunque sus bajas eran enormes en proporción al número de tripulantes y con la munición casi agotada. Apenas caídas las primeras sombras, Espora resuelve evacuar a la tripulación en una jangada que es remolcada por un bote de la nave. En ella iban todos los tripulantes, la mayoría de los cuales estaban heridos, quedando a bordo de la goleta “8 de febrero” Espora, su segundo comandante el Capitán Toll, sus respectivos asistentes y cuatro hombres que por la gravedad de sus heridas no habían podido ser transportados. Al primer destello de sol del día 30 de mayo de 1828, Espora saludó a la bandera con un disparo de cañón y de inmediato la arrió. Poco después eran hechos prisioneros por los brasileños, expresando el jefe imperial Capitán Oliveira: “... Oficiales que se han portado como los del "8 de febrero", no merecen ser prisioneros...”. Unos días después Espora y Toll fueron canjeados por dos destacados jefes de la marina imperial brasileña. En el mes de julio de 1835 enfermó gravemente, falleciendo en Buenos Aires el 25 de ese mes. El glorioso Almirante Brown dijo ante su cadáver: "... Considero la espada de este valiente oficial una de las primeras de América y más de una vez admiré su conducta en el peligro...". Verdadero ejemplo de personalidad, conducción, responsabilidad y coraje de un argentino que no conoció el verbo dudar, ni pensó por un momento en abandonar su puesto de lucha en circunstancias extremas. En su corta existencia de 35 años, llegó a ser admirado por héroes de la patria logrando el reconocimiento de su pueblo por hechos concretos. Cinco buques llevaron su nombre: Bergantín Espora (1865), Vapor de Guerra Coronel Espora (1867), Torpedera de Mar Espora (1890), Destructor Espora (1972) y Corbeta Misilística Espora (1983).-

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