jueves, 19 de abril de 2007

ORIGEN DE LAS SALVAS DE 21 CAÑONAZOS Y DE FUSILERÍA

SALVAS DE ARTILLERÍA
Las salvas se ejecutan mediante el disparo de un determinado número de cañonazos sin proyectiles,(solo la carga propulsora) y constituye una señal de bienvenida, saludo, expresión de júbilo, conmemoración de grandes acontecimientos, etc. Esta práctica se remonta a la aparición de las primeras armas de artillería y se prolongó durante mucho tiempo transformándose en costumbre obligatoria, que se extendió también a la marina, la que ejecutaba las salvas cuando un barco se aproximaba a un puerto amigo o neutral o se cruzaba con otro durante la navegación, evidenciando la ausencias de intenciones ofensivas. Al parecer el probable origen de la salva de 21 cañonazos fue en la ciudad alemana de Augsburgo (Baviera) cuando se realizaron los preparativos para la recepción del Emperador Carlos V (1500-1558). Según crónicas de la época, al arribo del soberano debía ejecutarse una salva de cien cañonazos. Tras la prolongada serie de estampidos, el oficial encargado de la operación, equivocando la cuenta, ejecutó un disparo más. Esta práctica de 101 cañonazos se repitieron en las ciudades vecinas, pero más adelante, tal vez por el tiempo que demandaba la operación o por razones de economía, la serie se disminuyó a veintiuno, conservándose el histórico cañonazo impar agregado por aquel artillero.-
Salvas de fusilería y presentación de armas
Las salvas de fusilería tienen origen histórico similar a las de artillería, aunque con las particularidades del armamento portátil, les imprimieron fisonomía propia, dando origen a la presentación de armas. Efectuadas las salvas, la operación requería completarse con la presentación del armamento en revista precaucional, comprobatoria de que en todas había deflagrado la pólvora, porque la deficiencia de los mecanismos de disparo no lo garantizaban fehacientemente. En ésas revistas se origina la presentación de armas, fundada por razones de seguridad, porque los primitivos arcabuces, mosquetones y fusiles tenían una velocidad de tiro increíblemente lenta y la operación de recargarlos insumia demasiado tiempo, lo que garantizaba que no podría volver a abrirse el fuego con rapidez. Lentamente y con los progresos técnicos, transformando al fusil en un arma eficaz y confiable, las salvas y presentación de armas, perdieron vinculación entre sí y pasaron a formar parte del cremonial en forma separada.-

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