martes, 17 de abril de 2007

SANGRIENTO PRESAGIO

Anécdota en un campamento
Época: Vísperas de la batalla de Curupaytí.-

Algunas horas faltaban para librarse la batalla de Curupaytí, cuando varios jefes del Ejército Argentino se reunieron a comer en la carpa del Dr. Molina. Eran los coroneles LUIS MARÍA CAMPOS y JUAN BAUTISTA CHARLONE y los comandantes ROSENDO FRAGA, MANUEL ROSETTI y ALEJANDRO DÍAZ. De imprevisto Fraga visiblemente nervioso dijo a sus compañeros:
¡Hoy me van a matar!... Recibiré un balazo en el vientre pero tendré el honor de morir con el quepis que Ud. me ha regalado... - dirigiéndose a Campos. Habrían pasado unos minutos cuando de repente se escuchó la voz de Rosetti:
¡Yo también voy a morir!... y es tan cierto mi presentimiento que he arreglado mis asuntos...
Casi inmediatamente Díaz exclamó: ... ¡Yo también voy a morir!
Charlone, con nervioso acento dijo a sus camaradas: ...Del mismo modo quedaré allí de un metrallazo...
Rosetti, llamando al coronel Campos por su apodo, le dijo: ...¡El general “Petit” también ha de morir!
Interrumpiendo Fraga expresó: ¡No! - saldrá herido solamente para que cuente el cuento...
En esos momentos de tristes presentimientos se presentó un oficial de una talla poco común que traía una orden: ¿Y a éste ?... - dijo Rosetti sonriendo.
Como es tan grande, será el primero que muera... - replicó Charlone.-
Librada la cruenta batalla, salvo Campos que resultó herido, todos murieron cumpliéndose el siniestro vaticinio de aquellos héroes.-

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